INTERSOMOS

HOMOTOXICOLOGÍA

La Homotoxicología es una integración entre la patología y la toxicología. Se considera que las afecciones al organismo, sus reacciones y funciones orgánicas, se llevan a cabo mediante reacciones químicas. Cualquier agresión al organismo, ya sea física, psíquica o química, supone la formación de toxinas. En el ser humano, estas sustancias se denominan HOMOTOXINAS.

En su necesidad de autorregulación, de autorreparación del organismo frente a estas homotoxinas se crea la llamada “enfermedad”. El mecanismo tiene sus etapas bien definidas desde el punto de vista biológico.

Cuando el organismo es agredido por cualquier toxina, ya sea endógena o exógena, las llamadas “defensas inespecíficas” tratarán de expulsarlas mediante los órganos llamados emuntorios. Estos son órganos capaces de eliminar desechos metabólicos que son principalmente: riñón, piel, tubo digestivo, hígado, pulmones. A esta fase se la llama fase de EXCRECIÓN. Si al organismo no se le deja hacer esta fase, como con con antidiarreicos, antitusivos, antieméticos o antihistamínicos, existe una sobrecarga de las homotoxinas de la primera fase, más las homotoxinas aportadas por las drogas utilizadas para bloquear la fase de excreción.

Además, se da que la primera fase no es suficiente para el nivel de ataque sufrido por organismo. El paciente entra entonces en fase de REACCIÓN. El organismo crea inflamación para tratar de quemar esas toxinas, produciendo fiebre, neuralgia, furúnculos, entre otros síntomas. En esta fase el paciente utiliza antibióticos, antifebriles, antiinflamatorios, muchas veces injustificadamente, inhibiendo así esta reacción inflamatoria. Ahí el cuerpo tratará de aglutinar esas toxinas, entrando en una fase de DEPOSICIÓN.

En estas tres fases lo que está tratando de hacer el organismo es de mantener las funciones celulares indemnes.

Si estas fases no son bien interpretadas el organismo se va intoxicando cada vez más. A las cargas tóxicas, se van agregando nuevas afecciones por tratamientos inadecuados. Una y otra vez, el organismo trata de mantener estas tres fases, y una y otra vez es mal interpretado con medicamentos bloqueadores -los antis-. La verdadera enfermedad se va desdibujando y aparecen nuevas enfermedades por medicamentos. Éstas aparecen como úlceras por antiinflamatorios, arritmias por descongestionantes, entre otras. El organismo llega un momento donde aparentemente deja de luchar, ya que hay una serie de medicamentos que vamos tomando de manera crónica y la enfermedad está silenciada.

A esto se van sumando toxinas e irritaciones, hasta que el organismo agobiado sale del “silencio” y entra en fase de IMPREGNACIÓN. Acá las toxinas dañan las funciones celulares. Es una fase con condensación de las toxinas que producen daños en procesos enzimáticos y en los fermentos corporales, tales como la flora bacteriana. Este daño se manifiesta con pigmentaciones en la piel, leucoplasias, jaquecas, infecciones virales, herpes, asma, úlceras, anginas de pecho. Si esta fase no es bien manejada el organismo llega a una fase de DEGENERACIÓN. En esta fase aparecen enfermedades como el lupus, enfermedades crónicas, tuberculosis, entre otras. En general, se sigue con los “antis” y se llega a la última fase, de la NEOPLASIA o CÁNCER.

Este progreso de la fase uno a la seis, se le llama una VICARIACIÓN PROGRESIVA. La función del médico, si es que entiende este lenguaje biológico, es llevar al paciente nuevamente a las fases de EXCRECIÓN o REACCIÓN. Éste es el mecanismo normal de la curación y se le llama VICARIACIÓN REGRESIVA.

El tema de las vicariaciones progresivas no es al azar, obedece a un orden bien definido que, para entenderlo, hay que ir a buscar los orígenes a la embriología. Cualquiera que haya estado en tratamientos con medicinas biológicas han experimentado que al inicio hubo una agravación de los síntomas que lo llevaron a consultar, y es que el organismo está haciendo su vicariación regresiva. Por ende, empieza a pasar por las fases sucesivamente hasta llegar a sus fases iniciales. Es muy importante la empatía, la confianza y la comunicación con el médico tratante, ya que hay que actuar en pro de estas fases de excreción y reacción. Éstas son las que favorecen las capacidades de defensa e inmunidad del organismo, y no caer nuevamente en los “antis».

Ahora, cuando el organismo se enfrenta a la agresión de una homotoxina, entra en una fase de inflamación. Ésta produce una activación del sistema nervioso simpático y genera una reacción de alarma, de alerta, que es conducida y modulada por el sistema nervioso. Se produce rubor, calor, dolor, fiebre, elementos necesarios para quemar las toxinas y luego el sistema inmunológico saca del medio dichas toxinas y las excreta.

Luego de esa fase, el sistema nervioso parasimpático se activa para permitir la recuperación de los tejidos. En Salud, el organismo está en un estado gel, en la inflamación el sistema se pone acuoso, ya que eso facilita quemar y transportar más fluido de defensas, con el fin de sacar desechos de toxinas. El problema es que, al usar los antiinflamatorios y otros, bruscamente se pone al organismo en estado gelatinoso, cortando abruptamente los mecanismos de autorregulación que posee el organismo. Esto produce que las homotoxinas queden atrapadas en los tejidos.

Como vemos, cualquiera sea la agresión de homotoxinas, la respuesta del organismo es multisistémica. Se ven involucrados sistemas nerviosos; inmune; la psique, en cambios de humor en la enfermedad; y endocrinológico.

Es la respuesta al estrés. La justa comprensión de este complejo sistema, que la naturaleza tardó millones de años en construir, permite a los médicos familiarizados con la medicina biológica de actuar mediante la terapia neural, los medicamentos de Homotoxicología, los cambios de alimentación, la acupuntura y otras técnicas enfocadas en acompañar al organismo en los procesos de sanación.

* Las consultas son de un tiempo de duración aproximado de 50 minutos y los tratamientos de una hora.