Esta ha sido ampliamente estudiada por varias décadas. Sus propiedades antibacterianas, hemodinámicas, antinflamatorias, antioxidantes e inmunomoduladoras estimulan los glóbulos blancos, leucocitos, que son fundamentales en agresiones externas de virus o bacterias. Pero también en la detección de células alteradas – incoherentes – que pueden producir cáncer o enfermedades autoinmunes. De igual forma estimula la regeneración celular.

La ozonoterapia incrementa la liberación de oxígeno por los glóbulos rojos, lo que da un mayor aporte de oxígeno a las células, mejorando la función celular y la circulación en general. Es en sí, un potente GERMICIDA, eliminando hongos, bacterias y virus.
De sus múltiples propiedades se podrá inducir sus diversas aplicaciones y beneficios, por ende, sus indicaciones terapéuticas en enfermedades como:
- Carcinomas
- Enfermedades neurodegenerativas: Parkinson, Esclerosis Múltiple Trastornos circulatorios
- Trastornos hepáticos: Cirrosis, Hepatitis, Hígado graso.
- Enfermedades Reumáticas: Artrosis, Artritis, Espondilitis Anquilosante.
- Lesiones traumatológicas
- Enfermedades autoinmunes: Colitis ulcerosa, Enfermedad de Crohn. Enfermedades Dermatológicas: Eczemas, cicatrices, úlceras diabéticas,
- trastornos cicatrízales.
Su aplicación puede ser variable dependiendo de la patología a tratar: subcutáneo, intralesional, endovenoso, intramuscular, local, intrarticular, periarticular, rectal o vaginal.
Depende del diagnóstico individual y la condición del paciente (nivel de stress oxidativo) que puedan emplearse una o más técnicas de aplicación. El número y la frecuencia de administración dependerán de lo anterior.
En general se programa de 5 a 10 sesiones por ciclo de tratamiento y hasta el momento no existen efectos adversos en la aplicación de Ozono.