Procaína y terapia neural

Siempre surge la pregunta en la consulta que es lo que inyectamos en Terapia Neural. Agua Bendita para unos, simplemente Procaína para otros.

La Procaína es el primer anestésico sintético creado en 1905 en Alemania, hasta ahí las soluciones inventadas por los médicos era el uso de la morfina y la cocaína, cuyos efectos anestésicos eran pobres y altamente adictivos. Paradojalmente y sólo como anécdota de la Historia de la Medicina, inclusive Freud usaba la cocaína para las adicciones al alcohol, obvio antes de saber los efectos altamente adictivos de ésta.

La Procaína nace en un laboratorio alemán de la combinación de entre dos nutrientes, el PABA (Ácido Para-Amino-Benzoico), que es parte del Ácido fólico (Vitamina B9) y el DEAE (Dietil-Amino-Etanol).

Una vez que ingresa al organismo, la Procaína es rápidamente transformada por una enzima en PABA y DEAE nuevamente. El PABA está involucrado en la síntesis de las vitaminas del grupo B (Ácido Fólico – B9 -, Biotina -B7) y Vitamina K, que en su conjunto ayudan a mantener la piel, coagulación, intestino y otros en condiciones óptimas.

El DEAE, por su parte, mejora y estimula la transmisión de los tejidos y forma parte de la membrana celular. Una vez dentro de la célula se transforma en colina, precursora de la Acetilcolina, neurotransmisor fundamental en la función de la memoria y control muscular, entre otros.

Esta introducción de la procaína, desde el punto de vista bioquímico, nos permite ver el por qué sus efectos adversos son rarísimos y muy poco frecuentes a raíz de su composición en base a dos nutrientes. Si no fuera porque tiene muy pobre efecto anestésico en comparación con otros anestésicos locales, no estaría en desuso

Sus usos en la medicina biorreguladora son múltiples, justamente por su gran seguridad terapéutica. En el caso de Terapia Neural el uso de Procaína (o lidocaína) es máximo al 1%, muy por debajo de su utilización como anestésico, ya que lo que interesa es su capacidad de comportarse como sustancia dieléctrica capaz de ceder electrones. Se considera que cada célula es una pequeña pila en sí, con un potencial eléctrico en sus membranas que va de 40 a 90 milivoltios.

Cada vez que la célula es estimulada, su potencial disminuye. Es la DESPOLARIZACIÓN. En condiciones normales es recuperado de inmediato a través de la REPOLARIZACIÓN. La energía que se utiliza para generar este juego proviene del metabolismo del oxígeno.

Como ya lo hemos señalado en otros escritos de Terapia Neural, suele suceder que existen una acumulación de estímulos irritativos, que pueden ser químicos, físicos, traumáticos, sociales, medio ambientales. Estos hacen que la célula pierda su capacidad de recuperación de este juego despolarización/repolarización y genera lo que llamamos un campo interferente. Una zona del tejido que empieza a codificar erróneamente la información y genera la llamada enfermedad.

La procaína, cuyo potencial eléctrico es de 290 milivoltios, permite la repolarización de esta célula, generando así la posibilidad de recuperación de las funciones celulares.

La utilización de la Procaína en Terapia Neural no es dosis dependiente, ya que como lo señalamos, se usa en concentraciones no anestésicas (al 1%), y en sitios específicos de cada persona. Dichos puntos surgen desde la Historia de Vida de cada paciente, por ende, son singulares a cada uno, siguiendo un orden que es particular a los mecanismos de auto-eco-organización propios.

Cuando la Procaína se la dota de un pequeño cambio en su estructura molecular permite potenciar al máximo su habilidad para descomponerse en PABA y DEAE y que estos actúen a nivel de nivelación del sistema nervioso y resaltar sus capacidades antiinflamatorias, antiadrenérgicas (inhibe el cortisol, hormona del estrés), Anti Histamínicos, y está involucrado en las reacciones de inmunidad y de caracteres irascibles). Es vasodilatador, lo que favorece la irrigación de los tejidos que producto del estrés tienden a estar con falta de oxígeno, y ayuda a la red capilar de los tejidos.

Sabemos que el envejecimiento precoz, se da por los deterioros progresivos y sostenidos en el tiempo de las membranas celulares, hoy en día se consideran a las membranas celulares como verdaderos cerebros de la célula. Son ellas las que deciden qué cosas pasan o no pasan al interior de la célula. Una membrana celular dañada equivale a una célula más susceptible de dejar entrar tóxicos.

Este descubrimiento fue investigado por la Dra. Ana Aslan en la década de los 50 y llegó a ser tan famosa que incluso, a pesar de que el mundo estaba dividido en dos bloques, a su consulta llegaron: Kennedy, De Gaulle, Mao, Dalí, Picasso, Chaplin, Gandhi, Churchill, entre otros.

Fue distinguida con múltiples premios médicos, incluso de la OMS. No ganó el Nobel porque en esos años los premios favorecieron a aquellos que investigaban tratamientos para enfermedades infecciosas como la tuberculosis, o para aquellos que descubrieron el genoma humano.

Hoy en día, con una población cada vez más envejecida y donde la esperanza de vida aumenta año tras año, llevar un envejecimiento armonioso es fundamental, más aún en esta situación de pandemia que estamos padeciendo donde los efectos Psico – Biológicos son aún desconocidos.

Estamos en una situación de impacto de estresores de alta frecuencia y alta intensidad que son lejos los más nocivos para la salud. Es por eso que la Procaína, más que nunca, toma una mayor relevancia.