La Medicina 5P
En tiempos de incertidumbre, más que nunca escuchamos hablar del estrés que estamos padeciendo y sus consecuencias. Y, como nunca, la palabra “estrés” ha estado más mal entendida que ahora. Debemos distinguir entre un estrés nocivo (Distrés) y el que nos hace crecer (Eustrés). Debemos saber crecer desde la adversidad que se nos está presentando y mitigar a su vez los efectos nocivos que conlleva.
El mecanismo del estrés es siempre interno. Son una serie de cambios biológicos del organismo a situaciones de alerta, vistos por el sistema como amenazantes. Lo que cambia son los estresores externos, y desde ahí podemos distinguir tres tipos:
- Estresores de Baja Frecuencia y Alta Intensidad, como puede ser un choque, un incendio, un robo, o incluso el inicio de la pandemia con el encierro.
- Estresores de Alta Frecuencia y Baja Intensidad, que son los que vivimos en lo cotidiano, como la hora del taco, disputas laborales comunes, mancharse la ropa antes de salir, etc.
- Estresores de Alta Frecuencia y Alta Intensidad, de lejos los más complejos. Son por ejemplo, las relaciones de pareja tormentosas, algunos trabajos altamente estresantes, estar a cargo de una persona que requiere asistencia las 24 horas, y lo que está pasando actualmente con esta pandemia, que nos ha llevado al temor por la salud de nuestros seres queridos, a un aislamiento obligatorio, cambios de rutinas, dificultades económicas, dificultades para concentrarse y reconciliar el sueño, mayores consumo de alcohol y drogas, aumento de la violencia intrafamiliar y un largo etc.
Si bien, en la clínica abordamos las diferentes manifestaciones de estrés, este último tiempo han aumentado significativamente las consultas de personas afectadas por una tensión de alta frecuencia y alta intensidad.
Más que nunca, estamos convencidos que la Terapia Neural, más allá de un método de tratamiento y diagnóstico, nos abre a un camino como método dialéctico de ver la vida, como una filosofía de la coherencia, que Ser y Hacer estén en la misma senda.
Desde esta medicina de las 5P que llamamos, y la cual hemos estado trabajando ya hace más de una década, va nuestra propuesta.
Parece de perogrullo, pero la Salud tiene que ser:
- PERSONALIZADA, singular. No puede ser que en 15 minutos se haga un diagnóstico y un tratamiento que además depende de un sinfín de exámenes.
- PREVENTIVA, de la singularidad de cada uno, desde el diálogo, uno puede fomentar la educación del buen vivir, que es la mejor medicina preventiva que existe. En esta búsqueda de la prevención, también se utilizan las herramientas que nos brinda hoy la tecnología, como elemento de comunicación instantánea.
- PREDICTIVA, la clínica en estos años ha ampliado sus métodos de diagnóstico que nos ofrece la tecnología, no para ponerle un nombre a la enfermedad en particular, sino que nuestro enfoque es poder detectar los cambios sutiles que el organismo va adaptando a medida que se le van presentando cambios constantes en su medio ambiente. La enfermedad no aparece de un día para otro. De ahí nuestro “Test Vital”, que nos ayuda a evaluar diferentes biomarcadores del estrés oxidativo, es decir marcadores de envejecimiento precoz y enfermedades crónico-degenerativas.
- PARTICIPATIVA, sólo desde el diálogo horizontal con el otro se puede generar la conciencia que la Salud es fundamentalmente un tema personal, si no soy actor y artífice de mi propio bienestar, imposible que este venga de afuera. Sin la complicidad de la persona no hay salud posible.
- PROPOSITIVA, esta última P es el tema central de la terapia neural. Vemos la medicina como un camino de propuestas, para que el paciente desde su sentipensar tome las decisiones coherentes con su salud. No negamos que la medicina impositiva no tenga su razón de ser, o sea cuando se necesita un antibiótico, un antihipertensivo, un antidepresivo. Bienvenidos estos, pero deben ser vistos como ayudas momentáneas, o la salud se va llenando de “antis” frente a los enormes efectos secundarios que suelen tener los fármacos.
Esta manera de graficar la Medicina 5P es tan sólo esquemática. Nos sirve para mostrar una medicina con rostro humano, solidaria y que al final tiene costos mucho más bajos, ya que la enfermedad crónica es sinónimo de altos costos monetarios no sólo para el individuo, sino también para la sociedad.
Es una medicina de la conciencia, desde ella podemos llegar a un estado óptimo de salud y generar espacios de convivencia más armónicos como sociedad.
Como metáfora, vale decir que antes de estar midiendo azúcar, colesterol, creatinina, etcétera, deberíamos poder incluir otros parámetros como qué tan felices estamos: la ALEGREMIA.
Esta visión integradora de la medicina, vista como una red de múltiples dimensiones, íntimamente relacionada con el todo, obedece a lo que siempre ha sido la biología, pero de la cual los seres humanos durante cuatro siglos nos hemos alejado producto de la visión mecanicista y reductiva de la medicina. En su momento, fue un gran avance poder dividir al organismo para ver específicamente el funcionamiento de sus partes, pero en este viaje se nos olvidó volver a reintegrar todo y entender el organismo en su totalidad, que es mucho más complejo que la suma de las partes.