El Arcoiris invisible
En esta época de pandemia y confinamiento que implican trabajo on-line, clases virtuales, juntas zoom, y varias actividades mediante redes, es bueno darle una mirada mas profunda a todas las implicancias que han tenido las redes de comunicación que a pasos agigantados se ha hecho su espacio desde el siglo XIX. No se trata de alarmar, ni condenar tecnología que ya hace parte de nosotros, tan así que el acceso a internet ya por muchos se considera un derecho humano.
La sobreexposición a pantallas que se ha acentuado en esta época, están saliendo a la luz. Será que esta pandemia también está acá para que tomemos conciencia de esto y ver qué podemos hacer para contrarrestar los efectos adversos sin restarse de los beneficios que trae. No ignoremos que hoy en día, la conectividad virtual es también derecho a educación, salud, reunión, asociación, entre otras.
Un poco de historia
En 1746, en Europa ocurrieron las primeras experiencias con la electricidad con el experimento de Leyden. Éste consistía en hacer evidente el fluido eléctrico al frotar las manos sobre una esfera de vidrio que giraba rápidamente. Esta electricidad estática fue moda en esas épocas en escuelas, ferias, exposiciones e incluso en los hogares que podían adquirir el equipo. Estos equipos producían pequeñas electrocuciones pasajeras y fue de mal gusto pensar que la electricidad podía ser peligrosa, incluso si a algunos esta le producía dolores de cabeza, sangramiento de nariz, cansancio, mareos, entre otros síntomas. La sociedad entraba en la electromanía. Incluso la medicina rápidamente experimentó con estos nuevos equipos las botellas de Leyden, antecesores de los condensadores modernos.
Nació un nuevo saber de los efectos biológicos de la electricidad sobre humanos, animales, plantas y medio ambiente. Incluso, al parecer en aquella época en los médicos era más conocido sus efectos que en los médicos actuales, que frecuentemente vemos pacientes padeciendo de efectos de la electricidad y sencillamente lo ignoramos. En el siglo XIX el neurólogo francés Duchenne, el italiano Volta, al igual que otros investigadores occidentales, se dieron cuenta que los efectos curativos de la electricidad eran bien menores a los efectos adversos, que se denominaron Síndrome de Electrosensibilidad.
Desde entonces, ya se sabe que Benjamín Franklin, Víctor Hugo, Darwin, y otros padecieron este síndrome.
Enfermedad Eléctrica Crónica
A fines del siglo XIX, las principales ciudades industriales de Europa se vieron transformadas con la llegada del telégrafo. Esta tecnología utiliza un voltaje de 80 voltios de un solo conductor, el retorno de la señal se realiza por tierra. Nacieron así las primeras corrientes vagabundas a las cuales los seres vivos fueron expuestos, a la vez se empezaron a describir las primeras enfermedades de la civilización, la neurastenia. Los telegrafistas que estaban más expuestos por su trabajo padecieron lo que se llamó el “Mal del Telegrafista” que afectaba a un trabajador sobre dos.
En 1915, este mismo mal se describió en los telefonistas, en ciudades como Winnipeg 47 % de los telefonistas padecieron dichos síntomas. Por desgracia, Sigmund Freud en 1894 escribió un artículo donde en vez de ver la causa externa de estos síntomas del telegrafista, de la neurastenia o síndrome de Electrosensibilidad, atribuyó dichos males a desórdenes emocionales mal controlados y desde entonces se están medicando millones de personas afectadas por el smog electromagnético. Es de notar que en países como Rusia la neurastenia es considerada como enfermedad ambiental, ya que se considera abusiva la interpretación de Freud.
Enfermedad Eléctrica Aguda
También a fines del siglo XIX, en 1889, la electrificación de Estados Unidos y Europa comenzó a gran escala. Ese mismo año, por casualidad, los centros hospitalarios se vieron inundados por enfermos con síntomas gripales, cuya sintomatología era más preponderantemente neurasténica que respiratoria. Esa pandemia duró cuatro años y causó por lo menos un millón de muertes.
En 2001, el astrónomo canadiense Ken Tapping demostró que en los últimos tres siglos las pandemias gripales estaban correlacionadas con alzas de actividad magnética solar. Desde 1933 ningún virólogo ha podido demostrar que las gripes se extienden por contacto normal entre personas. Todos los experimentos efectuados hasta ahora han fallado.
El Misterio de la Isla de Wight
En 1904, las abejas comenzaron a morir en la Isla de Wight después de la instalación de antenas de radio hechas por Marconi. De hecho, Marconi después de experimentar con las emisoras de radio durante un año y medio, a sus 22 años comenzó a padecer de fiebres inexplicables que lo acompañaron hasta el final de su vida. En su momento se llegó a pensar que padecía de malaria. En 1905 Marconi se casó con Beatrice O’Brien, que al llegar a la isla empezó con acúfenos y después de 3 meses en la isla enfermó y retornó a Londres a dar a luz a un bebe que falleció a las pocas semanas por causa desconocida.
Marconi, entre 1918 y 1921, sufrió de depresiones con tendencia suicida justo cuando ensayaba con la onda corta. Entre 1934 y 1937 cuando investigaba con las microondas tuvo nueve crisis cardiacas, la última lo mató a los 63 años. En esta misma isla, en Osborne House, la reina Victoria padeció de hemorragias cerebrales y falleció el 22 de enero de 1901, justo en el momento que Marconi puso en funcionamiento los emisores a menos de 20 kilómetros de ahí.
En 1901 había en esa isla dos emisoras, en 1904 había cuatro, lo que la hacía el lugar más irradiado del planeta. En 1906 se llevó a cabo una investigación para constatar que el 90% de las abejas habían desaparecido sin causa aparente.
Esta creciente epidemia de emisoras tuvo otro auge a fines de la Primera Guerra Mundial, donde los diferentes ejércitos se equiparon con emisoras de alta potencia. En ese año se detectó en la Naval Radio School de Cambridge la pandemia de gripe española. Rápidamente la gripe se extiende a Camp Funston. donde se habían implementado las comunicaciones inalámbricas. Lo que llamó la atención de las autoridades médicas de ese lugar es que el 40% de los militares presentaron hemorragias nasales en comparación con el 15% de la población civil. De hecho, un tercio de las muertes debido a la gripe española fueron por hemorragias internas tanto pulmonares como cerebrales. En realidad, lo que estaba alterado eran los tiempos de coagulación, cosa incoherente con los cuadros respiratorios de una gripe, pero totalmente coherentes con los efectos indeseables de la electricidad.
Otra incoherencia, era que dos tercios de las víctimas eran jóvenes que gozaban de buena salud. Y aún más, las pulsaciones cardiacas bajaban entre 36 a 48 latidos por minuto, cosa atípica en una gripe, pero muy común cuando uno está expuesto a campos electromagnéticos. En aquel entonces el médico militar, Dr. George Soper, expuso que el virus se propagaba más rápido que el desplazamiento de la gente. Desde entonces se ha relacionado cada pandemia de gripe con nuevos avances tecnológicos electrónicos. Gripe asiática 1957/58 e instalación de un potente sistema de vigilancia por radares. Gripe de Hong-Kong 1968 e instalación de 28 satélites militares a nivel del Cinturón de Van Allen que protege a la tierra de la radiación solar.
Electricidad y Corazón
En 1980 los paros cardiorrespiratorios en atletas eran raros, sólo 9 en ese año. Desde ahí los casos aumentaron a razón de 10% por año, hasta 1996 donde los casos llegaron a 64, y siguieron aumentando hasta 76 el último año del estudio. La comunidad médica de EE.UU. no encontró causas aparentes hasta que en 2002 los médicos alemanes solicitaron una moratoria de las antenas de retransmisión ya que producían trastornos cardiovasculares (Moratoria de Freiburg, 2002).
El Dr. Samuel Milham, epidemiólogo del Departamento de Salud de EE.UU., demostró que enfermedades como trastornos cardiovasculares, diabetes y ciertos cánceres están asociados a la electricidad. Durante la Segunda Guerra Mundial, muchos soldados resintieron síntomas similares a la neurastenia. Un estudio del Dr. Mandel Cohen arrojó que estos soldados necesitaban dos veces más oxígeno que sus colegas, y fue demostrado que sus funciones mitocondriales eran particularmente híper sensibles a la electricidad. En la Unión Soviética, desde 1950 se observó la alteración de los electrocardiogramas en personas expuestas a radiofrecuencias, también por alteración de su función mitocondrial.
Electricidad y diabetes
Thomas Edison, investigador y descubridor de múltiples aparatos electrónicos, y por ende una persona para su tiempo mucho más expuesta a radiaciones electromagnéticas que el resto de la población, fue diagnosticado con una enfermedad muy rara para aquella época, la diabetes.
Grahm Bell, inventor del teléfono, padecía de neurastenia y en 1915 también fue diagnosticado con diabetes. Obvio en esta relación no deja fuera de causa a los azúcares y aditivos.
Entre 1900 y 1917, el consumo de azúcar había aumentado en un 17%, siendo que la mortalidad por diabetes en ese mismo periodo se duplicó.
En Bután, casi no existía diabetes hasta el 2002 año que se inicia la electrificación del país. En 2004 se presentaron 634 casos; en 2005 se constataron 944 casos; en 2007 fueron 2540 casos y 15 muertes; en 2012 se reportaron 91 muertos, y la diabetes pasó a ser la octava causa de muerte en el país, siendo que el régimen alimentario no había cambiado.
La problemática es que el smog electromagnético afecta el funcionamiento mitocondrial. Lo que produce que éstas no puedan utilizar adecuadamente el azúcar que es acumulado como grasa por el organismo.
En 1997 en los Estados Unidos se detectó un aumento del 31 % de casos de diabetes en un año. Año que corresponde exactamente a la introducción masiva de los teléfonos celulares.
Cáncer y Electricidad
En 2011 la Corte Suprema de Italia, acusó al Cardenal Roberto Tucci, como presidente de Radio Vaticano, de haber creado por negligencia, un daño público debido a la contaminación medioambiental por radiofrecuencias.
De hecho, entre 1997 y 2003, los niños que vivían en un radio de 12 kilómetros de las antenas tuvieron tasas de leucemia, linfomas y mielomas ocho veces superiores a los residentes de zonas más lejanas.
El Dr. Otto Heinrich Warburg, Premio Nobel de Medicina, demostró que el cáncer es una regresión celular a estados de hipoxia, lo que las lleva a multiplicarse anárquicamente de una manera primitiva como cuando el mundo estaba privado de oxígeno. La privación de oxígeno es debido a una disfunción mitocondrial que como ya lo hemos visto puede estar producida por campos electromagnéticos, así como otros contaminantes como el humo, los pesticidas, los aditivos alimentarios y la contaminación del aire.
Otros datos demuestran la participación de la electrificación en relación al cáncer. Por ejemplo, en reservas de amerindios viviendo en reservas sin electrificación se demostraron dos muertes por cáncer, en el resto de las reservas con electrificación la tasa era 25 veces más elevada.
Entre 1920 y 1921, la tasa de mortalidad por cáncer en Europa aumentó entre el 3 al 10 % debido a la introducción de las radio AM. Los investigadores suecos Olle Johansson y Orjan Hallberg demostraron una correlación lineal entre los cánceres de próstata y pulmón con la exposición a contaminación por radiofrecuencias. Se vio un aumento significativo en los años 1920, 1955, 1969 y una disminución en 1978, esto correlacionado con la introducción de la radio AM, la radio FM, la TV blanco y negro, la TV colores, y luego el cese de las emisiones AM.
También, estos mismos investigadores encontraron una relación directa entre el número de emisoras FM por unidad de superficie con tasa de melanoma (cáncer de piel) 11 veces superiores a zonas con menos emisoras. A notar que los melanomas son más frecuentes en zonas protegidas de la piel no expuestas al sol. Esto demuestra que hay otras causas de este cáncer más allá del sol.
El estudio y datos de cánceres de cerebro son más raros, ya que el lobby de las compañías de celulares es muy fuerte. Sin embargo la Universidad de Calgary, en Canadá, puso en evidencia un aumento de los tumores malignos de cerebro en un periodo del 2012 al 2013. Y Lennart Hardell demostró que 2000 horas de uso de celulares aumenta el riesgo de tumores cerebrales entre tres a ocho veces, dependiendo de la edad de la persona y de sus hábitos con los teléfonos celulares.
En el País de los Ciegos
¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar para aceptar el Síndrome de Electrosensibilidad? En 2010, en un estudio de una universidad ucraniana se detectó que 2/3 de los alumnos padecía de dolores de cabeza, el tema era además que socialmente no es bien visto padecer de electrosensibilidad.
En 1998, Gro Harlem (Noruega) ex presidenta de la OMS, padecía de Síndrome de Electrosensibilidad y había solicitado a sus cercanos no ingresar con celulares a su despacho. Duró en su puesto un año, sus sucesores no repitieron nunca la experiencia.
Solo un pequeño porcentaje de las personas que padecen dicho síndrome lo saben, la mayor parte lo ignora.
Yury Grigoriev, considerado el padre de la investigación de Contaminación Electromagnética en Rusia, mencionó que es la primera vez en la historia de la humanidad en la que nuestro cerebro está expuesto abiertamente a microondas. Él mismo cita un estudio surcoreano que demuestra la asociación de Déficit Atencional en los niños directamente proporcional al uso de celulares.
A fines de 1990, el neurocirujano sueco Dr. Leif Salford y su equipo demostraron que el celular es capaz de hacer permeable la barrera hemato-encefálica, lo que puede provocar la enfermedad de Alzheimer. En 2003, el mismo equipo demostró que una exposición única de dos horas deja daños permanentes en el cerebro.
En septiembre de 1998, los 66 primeros satélites de la telefonía espacial fueron puesto en órbita, en ese periodo y durante dos semanas siguientes la mortalidad en los Estados Unidos aumentó en un 5%. En ese mismo periodo se observó que los pájaros dejaron de volar por el mismo lapso de tiempo, al igual que hubo un aumento de la sintomatología en las personas con Síndrome de Electrosensibilidad. Al final de este año se calcula que habrá aproximadamente 4600 satélites girando.
En 2014 el médico japonés Dr. Tesuharu Shinjyo hizo un estudio “Antes/Después”. Hizo una evaluación de 122 habitantes de un edificio sobre el cual estaban instaladas antenas transmisoras. 21 habitantes sufrían de Fatiga Crónica, 14 de Síndrome Vertiginoso, 14 de Cefaleas, 17 de Infecciones o Dolores Oculares, 14 de Insomnio, 10 de Epistaxis Crónica (sangramiento de nariz). Cinco meses después de haber quitado las antenas, quedaban tan solo 2 casos de Insomnio, 1 caso de Vértigo y 1 de Cefaleas.
La Luz y Los Ciclos Circadianos
Con el advenimiento de la electricidad llegó la luz artificial en nuestra vida cotidiana, ya sea como alumbrado o el efecto de las múltiples pantallas a las que estamos enfrentados a diario. En palabras del Dr. Charles Czeisler, del Centro de Medicina del Sueño de la Universidad de Harvard, “la luz afecta nuestros ritmos circadianos de manera mucho más poderosa que cualquier droga”. El ciclo circadiano son fluctuaciones de procesos metabólicos vitales que ocurren cada 24 horas y, generalmente están regulados por grupos hormonales o neurotransmisores. Estas fluctuaciones vitales se realizan alrededor del día.
Existe un gran Reloj Maestro que se ubica en el cerebro, llamado Núcleo Supraquiasmáticos, que es controlado por la presencia o ausencia de luz solar. Y a su vez, este reloj controla los otros relojes biológicos que se encuentran en los diferentes órganos. Existe un reloj biológico en las glándulas suprarrenales, en el hígado, páncreas, entre otros. De ahí la vital importancia de la luz solar, ya que del buen funcionamiento de este Reloj Maestro depende la sincronía como en un engranaje orgánico del resto de los relojes.
La situación actual de confinamiento ha hecho que muchas personas ya no reciban esta luz solar, lo que está produciendo grandes alteraciones en los mecanismos auto reguladores del organismo. En los ojos existen unos receptores especiales que secretan Melanoxina ante el estímulo de la llamada luz azul. Este fotopigmento llega a los núcleos supraquiasmáticos, donde se encuentran neuronas que se prenden y se apagan, regulando el Reloj Maestro y ordenando así los ciclos día/noche.
El problema es que al estar en confinamiento y no ver luz solar, o también en trabajos nocturnos, la melanoxina y la luz azul inhiben la melatonina, perdiendo así el organismo la noción día/noche, fundamental para los procesos vitales en el organismo que suceden durante el ciclo del sueño. Al faltar melatonina, otros relojes se desregulan.
Por ejemplo, el páncreas sigue secretando insulina durante la noche, lo que se traduce en ganas imperiosas de comer en plena noche, aumentando la grasa corporal e induciendo obesidad. Otro efecto es que la melatonina inhibe la grelina, hormona secretada por el estómago y que induce hambre. Al no haber melatonina, la grelina sigue funcionando durante la noche, haciendo recurrentes las ganas de comer durante la noche. Y así, múltiples alteraciones más.
Ahora, no todo esto es malo. Un grupo de investigadores alemanes hizo un estudio de cómo influye la luz en el aprendizaje. Para explicar esto, debemos saber que las personas se dividen en dos tipos de cronotipos: los de cronotipo lento, llamados “Lechuzas” y los de cronotipo rápido, llamados “Alondras”: los trasnochadores y los madrugadores. Esto es un rasgo que se determina genéticamente y que se activan más tempranamente o más tardíamente con la luz.
El gran problema existe con los niños y adolescentes de cronotipo lento, que deben adaptarse a horarios escolares incompatibles con su genética. Es decir, pedirle a un “lechuza” que esté atento a la clase de matemáticas a las 9:30am es casi una tortura. Generalmente terminan diagnosticados con déficit atencional.
Un grupo de investigadores alemanes tomó a estos adolescentes y los pusieron en salas con predominancia de luz azul en la mañana. El resultado fue que a los tres meses estos chicos habían aumentado su rendimiento en un 30%. Es más, al final del estudio se les preguntó si querían seguir con el método y prefirieron quedarse con la luz azul. Evidentemente es más fácil este método que poner horarios escalonados según el cronotipo de cada uno.
Lo mismo se está utilizando en los grupos de ancianos, utilizando luz azul durante las mañanas, para aumentar su vigilia, y al final del día permitir que esta vez la melatonina ayude con un sueño reparador. En definitiva, bien utilizada la luz azul está siendo de gran ayuda.
Qué Hacer
Imposible volver a una era preindustrial y la ausencia de electricidad que ya es de nuestro cotidiano. En base a esto:
- Permitir la exposición a luz azul desde la mañana hasta un horario prudente en las tardes. Idealmente suprimirlas por lo menos 2 horas antes de acostarse.
- Usar anteojos amarillos ante las pantallas durante la tarde, para amenizar la luz azul.
- Existen programas que adaptan pantallas a la luminosidad del día (f.lux).
- Tratar de no tener televisión ni aparatos electrónicos en las piezas, volver al viejo despertador a pilas. Un celular inclusive en modo avión es una fuente de radiación electromagnética.
- Al utilizar un celular cada vez que hagas o recibas una llamada, espera que la otra persona conteste antes de llevarte el teléfono al oído. Las máximas radiaciones se producen cuando los celulares están captando la onda. Los manos libres, irradian de igual manera si no es peor. Lo útil son los auriculares con cable.
- Ante esta polución invisible electromagnética, más que nunca es útil conocer los beneficios que traen los antioxidantes, tales como la Vitamina C, al igual que los aceites omega 3.
- La homotoxicología tiene excelentes productos que si bien no impiden esta contaminación, son capaces de generar estímulos al organismo para reactivar sus funciones. Una excelente muestra de esto son los productos que estimulan la función mitocondrial.
- Conocer es tomar conciencia. La toma de conciencia es la única vía posible para poder llevar una vida más armoniosa, a pesar de esta contaminación.
- Divulgar permite generar conciencia colectiva y, de seguro todos tenemos alrededor nuestro personas que padecen del Síndrome de Electrosensibilidad y son mal diagnosticados como Fatiga Crónica, Neurastenia u otro síndrome.
- Los estudios así lo han relacionado en el último siglo, las grandes pandemias gripales se correlacionan con la puesta en marcha de nuevas tecnologías que generan electromagnetismo. En esta pandemia de coronavirus está implicada la tecnología 5G. Wuhan, ciudad donde al parecer empezó la pandemia, fue la primera ciudad en China en utilizar dicha tecnología. Esto no quiere decir que hay que negarse a estos avances, solo es un llamado de alerta a fortalecer nuestro sistema inmune, nuestro sistema neurológico y endocrinológico. Donde la alimentación y la suplementación vitamínica son un pilar fundamental.