Argelina Lobos
Paciente
Llegué a la clínica totalmente contracturada y con un intenso dolor desde la cadera hasta el tobillo. Era un dolor que se había vuelto crónico, apenas podía apoyar el pie, por lo que caminaba con muleta.
Al iniciar la terapia de osteopatía comprendí que mi zona de dolor era un verdadero cordón de músculos apretados. Poco a poco sentí que los dolorosos nudos se iban disolviendo y el alivio fue grandioso. Además se aplicó terapia neural, la que tuvo efecto inmediato. Salí muy agradecida, aliviada y sin muleta.