ALAR-DE: Ni ALAR-marse ni Despreocuparse
Según el diccionario, Alarde es una muestra o exhibición de algo, especialmente de una cualidad. La cualidad a la que tenemos que llegar es a abrir la Conciencia, la Empatía y la Resiliencia. Se nos viene un ciclo difícil tanto a nivel país, regional y global. Lo que quisimos ver como hechos aislados no es más que un clamor global a buscar nuevas maneras de desarrollo, más respetuosas con el medio ambiente en general. Un mundo donde todos tengan cabida y que la vida siga siendo capaz de autorregenerarse. Un mundo donde se venere al ser humano no importando raza, sexo, ni condición social.
Ante esta verdadera pandemia que es doble: la INFODEMIA y el Coronavirus, donde el propósito más que informar es asustar, y no con un fin gratuito sino con un objetivo que es que cada país cierre sus fronteras entre una lucha no vista desde el fin de la Guerra Fría. Esto, lejos de disminuir este brote de coronavirus ha provocado un aumento de los temores, pánico y miedo por el otro, xenofobia.
Aclaremos un poco, el virus no viaja por aire, no recorre grandes distancias (apenas 1,5 metros), no se da por comer en restaurantes chinos a través del mundo, el rol que tal vez venga de los murciélagos está en estudio. Así circulan varios fake-news que en nada ayudan a la sensación de angustia generalizada.
A través del mundo se están iniciando periodos de cuarentena. Ya está ¿Qué hacemos? El virus nos obliga a quedarnos en casa por un buen tiempo para estar con uno, y aprender a respirar. Respirar profundo y sentir que estás vivo. Es un momento para aprender a meditar y hay varios canales de YouTube para hacerlo.
Meditar es hacerse consciente que estás ahí, que palpitas, que respiras, vibras y resuenas. Seamos testigos de esa bella forma que emerge de cada uno de nosotros. Tomar conciencia es eso, es entender nuestra capacidad de resolver y, una vez que salgamos del aislamiento, venir con la mente abierta para ver qué pasó. Y creer, y crear, que otro mundo es posible. Más allá de eso no hay mucho más que hacer que poner música, cantar y bailar.
No nos dejemos llevar por la parte oscura del coronavirus. Si nos llega a dar en la mayoría de entre nosotros será una gripe en diferente grado de intensidad y pocos necesitarán concurrir a un hospital. No saturemos hospitales, personal médico, enfermeras, paramédicos y personal de aseo que, como en todo tiempo de crisis, son personas sometidas a niveles de estrés mayores. Le quitaremos el espacio y el tiempo de aquel que sí lo necesita. La inconsciencia, la falta de empatía en Europa ha llegado a que muchos concurran a servicio de urgencia por una tos o fiebre. Son gente joven que además exigen una prueba que ya está escaseando, y al final se sacan una selfie para subir a redes.
Es real que se viene un tiempo de mucha incertidumbre a nivel global y, sobre todo con el coronavirus que todavía poco se sabe de él. Incluso ya se está hablando de varias cepas.
Lo que es seguro que será un cuadro muy generalizado que obligará a cierres temporales de escuelas, universidades y caerá la actividad económica. Las cifras que se siguen manejando son las mismas: baja mortalidad, y se da sobre todo en personas de tercera edad (3,8%). También se da en personas que además tienen factores de riesgo como Diabetes, Hipertensión y Enfermedades Cardiovasculares.
La OMS da una serie de recomendaciones que son válidas, como el lavado de manos frecuentes, uso de pañuelos desechables para estornudar y estar a 1.5 metros de una persona con síntomas de gripe. Evitar dar la mano como manera de saludo, y he ahí una oportunidad. Parece sensato no dar la mano, y a la vez es un regalo para un saludo que se ha vuelto rutinario, mirarse a los ojos en son de saludo, en son de solidaridad. Miremos a los ojos de manera amorosa.
El mayor riesgo del Coronavirus es el individualismo y la falta de solidaridad. Pensar y actuar como si MI mundo se acabara, como si mi felicidad se viera afectada, entonces avanzó sin pensar en nadie más que en mí y la gente que me interesa. Este virus, así como todo lo que está moviendo a la sociedad, nos demuestra que de nosotros depende el equilibrio de nuestros múltiples sistemas. Que hay muchas maneras que pueden colaborar a otros y a mí con simples gestos de empatía, antes de avanzar sin conectar y sin mirar. Entender que si alguno debe retirarse a su hogar, esto sea pensando en quienes necesitarán de nosotros y no para aumentar más el individualismo que venimos promoviendo y que ya no va más.
Las grandes epidemias han azotado a la humanidad desde el principio de los tiempos, y casi siempre han cambiado el rumbo de la Historia. Ya que cuando las estudiamos somos capaces de ver cuales son nuestras incongruencias y falencias como seres humanos. Son un espejo que permite vernos y de reojo ver lo que hay detrás de uno en el espejo: el medio ambiente.
En el siglo XIV, la Peste Negra fue capaz de que el humano pasara de la Edad Media al Renacimiento, época floreciente en arte y descubrimientos científicos que asentaron la base para siglos más tarde.
Otro caso fue la llamada Gripe Española, que entre 1918 y 1920 mató entre 40 a 100 millones de personas. Hasta hoy no se conoce su origen, pero los estudios van de los primeros focos en Francia y EE.UU.. De ahí pasó a España, que le dio gran difusión en sus medios de comunicación. Los diarios del resto del mundo estaban enfocados en la Primera Guerra Mundial, y España era neutral. Al final se descubrió que era un virus influenza A, que en general afecta a niños y ancianos, pero esta vez no hizo distinciones y afectó a jóvenes de entre 20 y 40 años, justo los que estaban en campos de batallas, pésimas condiciones higiénicas, mal alimentados, con niveles de estrés mayor y estados depresivos ante esa guerra de trinchera que se alargaba.
Bacterias, virus, parásitos y enfermedades en general tienen sus propios mecanismos de auto-eco-organización. Se propagan o se mantienen en reserva, según el medio ambiente que hemos ido dejando. Por ejemplo, con el deshielo de los glaciares, ¿se están despertando varias especies de bacterias que hasta ahora invernan ¿Qué pasará con ellas?
Ante tanta ignorancia, y nuestro etnocentrismo, las epidemias son también motor de estigmatización. Con la Peste Negra fueron quemados miles de judíos en base a la creencia falsa que ellos infectaban los pozos de agua. En la década 1980 le tocó el turno a los homosexuales y al HIV: se lo nombró la “Plaga Gay”. En los hospitales, muchos se negaban a asistir a los enfermos, no se los alimentaba ni aseaba. Incluso un “ilustre” estadounidense llegó a proponer marcar a los enfermos con un tatuaje.
Más allá de los consejos de la OMS, mucho tiene que decir la Medicina Biorreguladora. Ésta busca darle las herramientas necesarias al organismo para que pueda resolver los diferentes tipos de conflictos al que se ve enfrentado. La homeopatía nos aporta una serie de productos que ayudan a drenar el organismo de sustancias tóxicas. A su vez, existen productos que potencian el sistema inmune. La medicina ortomolecular, y en este caso a la vanguardia, la vitamina C posee unas bombas que ayudan a acumular vitamina C para los episodios de infecciones.
La Terapia Neural, terapia biorreguladora por esencia, nos ayuda a mantener un sistema nervioso vegetativo en armonía ya que, ante situaciones de estrés, este sistema tiene tendencia a seguir en estados de híper alerta, que se suman a los múltiples factores estresantes que recibe nuestro cerebro a diario. Esto hace que rápidamente entremos en estados de agotamiento psiconeuroendocrinoinmunológico, que nos hace más proclives a enfermar.
Ahora, este coronavirus nos debería hacer pensar en otras pandemias mucho más importantes que a diario estamos padeciendo, pero sin el bombardeo informativo que ha tenido éste. En efecto, existe una Pandemia Silenciosa mucho más peligrosa que este virus.
Esto, según el Instituto Max Planck y la Universidad de Maguncia, el planeta se está enfrentando a una pandemia silenciosa de contaminación ambiental. Ésta es la responsable de 8,8 millones de muertes prematuras en 2018 y acorta la esperanza de vida a nivel mundial en 3 años.
Este Coronavirus en 3 semanas fue capaz de disminuir las emisiones de CO2 de China en un 25%. Es una manera de pensar que el planeta también tiene sus mecanismos de compensación, y a pesar de contaminaciones, calentamiento global, mega incendios en todos los continentes, el planeta en su conjunto ha sabido mantener una concentración de oxígeno del 20,9 % de la atmósfera.
Con menos nos ahogamos, con más nos quemamos. Es tiempo de repensar nuestra relación con el planeta, con la vida. Con el tipo de desarrollo que se nos ha planteado, estamos destruyendo el planeta. Es una paradoja, nunca antes la humanidad ha tenido más conocimiento, tecnología y métodos científicos; sin embargo, ha sido la época con más conflictos.
Nos hemos olvidado del Ser Humano y todo se mide en base a dinero, negocio y explotación; muy lejano de lo que grandes pensadores, artistas, intelectuales desde el Renacimiento en adelante habían soñado para la humanidad. El problema ahora es de la ciencia, esa ciencia cartesiana, antropocentrista y etnocentrista. Darwin nos dijo que al final sobrevive el que se adapta mejor, y no sobrevive el que es capaz de colaborar, de funcionar en comunidad. Es tiempo de la dignidad humana, el amor y la creatividad.
Después de esta pandemia, seguro vendrán otras. El tema será que en conjunto, y creando una conciencia colectiva, veamos que es necesario otro tipo de desarrollo donde el pilar del crecimiento no sea el miedo, sino la colaboración y el respeto al medio ambiente.
Y hablando de miedo, tengamos cuidado con lo que comunicamos en medios de comunicación y en redes sociales. Cuando hablamos, hay niños escuchando y ellos no entienden de estadísticas, ni del COVID-19. Ellos escuchan la palabra “muerte”, y en su memoria queda ese miedo que paraliza y que para lo único que sirve es para repetir más de lo que ya hemos visto.
La cultura del miedo nos lleva a la xenofobia, a la guerra, a acumular, a pisar al otro con tal de obtener lo que creemos que necesitamos para vivir. Cuando lo tenemos todo, basta con entrar en simbiosis con la NATURALEZA.